Ligamento cruzado anterior. ligamentoplastia, rehabilitación y readaptación.
- Publicado el 23 de Marzo de 2020
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- LESIONES
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Las lesiones de rodilla son las alteraciones músculo esqueléticas más frecuentes después de los problemas de espalda. La lesión más común es la que afecta al ligamento cruzado anterior, representando el 50% de las lesiones ligamentosas de rodilla, produciéndose el 75% durante actividades deportivas.
La estabilidad funcional de la rodilla se debe a cuatro ligamentos mayores: cruzado anterior, cruzado posterior, colateral medial y colateral lateral. Así, las lesiones en cualquiera de estas estructuras suelen provocar una alteración de la estabilidad biomecánica de la articulación.
El mecanismo de lesión más frecuente del ligamento cruzado anterior (LCA) es la rotación del fémur sobre una tibia fija (pie apoyado) durante un movimiento de valgo forzado (desviación hacia dentro de la rodilla). También es común la hiperextensión de la rodilla, aislada o en combinación con rotación interna de la tibia. Últimamente se han observado lesiones del LCA durante una flexión forzada de rodilla, por lo que puede considerarse un tercer mecanismo lesional.
El diagnóstico de esta lesión se realiza primeramente por anamnesis, interrogando sobre el mecanismo lesional. Posteriormente, mediante la exploración clínica valoramos la inestabilidad articular. Finalmente, utilizando los métodos de diagnóstico por imagen, principalmente la Resonancia Magnética (RM), confirmaremos el diagnóstico.
El principal objetivo tras la lesión del LCA es restablecer la estabilidad articular de la rodilla, que permita al paciente volver a su nivel de vida anterior. Los programas de fuerza y entrenamiento neuromuscular se usan con el fin de alcanzar dicho objetivo.
La decisión sobre el tratamiento, quirúrgico o conservador, dependerá de diferentes variables: el grado de inestabilidad y limitación funcional de la rodilla, el grado de actividad deportiva que desarrolla el paciente, la presencia de lesiones asociadas, la edad y las circunstancias sociales, familiares y económicas del paciente. El éxito del tratamiento quirúrgico dependerá también de muchas variables, entre las que destacamos las propiamente quirúrgicas (técnica de elección, tipo de injerto seleccionado, tensión aplicada al injerto) y las que se derivan del proceso de rehabilitación y readaptación en actividades de la vida diaria o en el deporte. Estas últimas son de igual o mayor importancia que las primeras. En este artículo vamos a hablar de la rehabilitación de una ligamentoplastia con aloinjerto (injerto de cadáver).
La rehabilitación no debe generar cargas que podrían resultar perjudiciales para la ligamentoplastia durante el período de unión y de remodelación del trasplante. Sin embargo, el injerto debe someterse a cargas progresivamente crecientes con el fin de favorecer la organización y la maduración de las fibras de colágeno.
Principios básicos en la rehabilitación del ligamento inherentes a la plastia:
Fortalecer precozmente los isquiotibiales ya que su contracción es agonista al LCA y no produce ninguna carga. Este principio es viable en el caso de que el injerto no fuese extraído previamente del isquiotibial, es decir, un autoinjerto 2TM.
Reanudar precozmente el apoyo de forma progresiva e iniciar el trabajo en cadena cinética cerrada.
No buscar precozmente la extensión y la flexión máximas.
No hacer un fortalecimiento exclusivo y precoz del cuádriceps (tanto estático como dinámico) a 0-60° en cadena cinética abierta.
No hacer precozmente un fortalecimiento de tríceps sural de forma concéntrica con la rodilla flexionada.
Objetivos principales de la rehabilitación:
A corto plazo:
Protección de la plastia para su correcta integración.
Control del dolor, derrame y edema.
A medio y largo plazo:
Movilización y carga precoz de la extremidad.
Cinesiterapia específica que no produzca excesivas tensiones en la plastia con ejercicios en cadena cinética cerrada.
Reeducación neuromuscular y propioceptiva.
Reincorporación a sus actividades de vida diaria y deporte.
Programa de rehabilitación:
Fase Inmediata (Posterior a la lesión y prequirúrgica) (1ª semana). En esta fase se puede utilizar la férula para LCA y muletas, que suelen llevarse hasta la 3ª semana.
Minimizar la inflamación y dolor por medio de AINES, analgésicos, crioterapia.
Evitar lesiones trombóticas a través de la toma de anticoagulantes (heparina)
Favorecer la correcta cicatrización cutánea y prevención de las complicaciones hemorrágicas.
Impedir la formación de adherencias perirrotulianas.
Movilizaciones de la rodilla en flexión de 0 a 90º, breves para no agravar la inflamación.
Trabajo de isquiotibiales.
Contracciones isométricas del cuádriceps.
Fase de rehabilitación analítica con movilidad y fuerza (2ª semana - 6ª semana)
Aumentar de forma progresiva el sector de movilidad.
Si el estado inflamatorio y dolor lo permite, realizar bicicleta con el sillín bien elevado, que permita mantener un grado de flexo-extensión tolerable.
A partir de la 3a semana, trabajo de fuerza de isquiotibiales.
Trabajo sinergista y co-concéntrico isquiotibiales-cuadriceps.
Empezar con apoyos en estático. En torno a la 3ª-4ª semana se empiezan a retirar progresivamente la férula y las muletas.
Fase de rehabilitación funcional (6ª semana – 12ª semana)
Proseguir la recuperación de las amplitudes de flexión.
Proseguir el fortalecimiento y la flexibilización de la cadena muscular posterior (tríceps, isquiotibiales, glúteos)
Comenzar el fortalecimiento cuadricipital en cadenas cinéticas cerradas.
Conseguir un óptimo control de tronco.
Fase de fortalecimiento avanzado (3º mes- 5º mes)
Fortalecimiento muscular de estabilizadores de cadera.
Trabajo de prioridad excéntrica de isquiotibiales.
Potenciación más avanzada del cuádriceps.
Trabajo de fortalecimiento incluyendo todos los grupos musculares de la rodilla en ejercicios funcionales.
Trabajo funcional de potenciación incluyendo gesto deportivo.
Notas importantes:
La diatermia para las primeras semanas es un magnífico tratamiento complementario que van a ayudar a disminuir los síntomas de la lesión, mejorando la cicatrización de los tejidos, disminuyendo la inflamación...
El fortalecimiento del core y glúteo mayor y medio es fundamental para la rehabilitación del paciente y para evitar recaídas. Este tipo de trabajo se puede realizar a través del pilates, con ejercicios que el paciente vaya tolerando en cada fase de la rehabilitación.
Sobre el Autor
Francisco Javier García
Fisioterapeuta Col. 11.225
Francisco Javier García, Javi, es otro de nuestros fisioterapéutas, que lleva con nosotros desde 2017. Con un Máster en "Técnicas Osteopáticas del Aparato Locomotor", y otro en "Formación Completa en Osteopatía", ambos en la Escuela de Osteopatía de Madrid, Javi es otro gran activo de ActualFisio ya que combina su completa formación con su amplia experiencia. Si quieres sabes más sobre Francisco Javier García consulta su curriculum vitae en nuestra web: Curriculum de Francisco Javier García.